¡Hola!
¡Saludos de parte de los pastores Cesia y Freddy Minaya! Queremos darte la más cordial bienvenida a la iglesia Pan de Vida Church. Estamos encantados de tenerte aquí y esperamos que encuentres un ambiente de amor, paz y crecimiento espiritual en nuestra comunidad. Si tienes alguna pregunta o necesitas ayuda en algo, no dudes en acercarte a nosotros o a cualquier miembro del equipo.
¡Que tengas un maravilloso tiempo de adoración y comunidad en Pan de Vida Church!
¿Te gustaría conocer a Dios personalmente?
Jesús les dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre”.
Juan 6:35
Los siguientes cuatro principios te ayudarán a descubrir cómo conocer a Dios personalmente y cómo experimentar la vida abundante que Él prometió.
Dios te ama y te creó para conocerlo personalmente y experimentar Su amor.
El hombre es pecador y está separado de Dios, por lo tanto no puede conocerlo personalmente ni experimentar Su amor.
Dios ofrece amor
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Dios ofrece vida
“Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3).
¿Qué nos impide conocer a Dios personalmente?
El hombre es pecador
“Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…”
(Rom. 3:23).
El hombre fue creado para tener compañerismo con Dios; pero debido a su voluntad terca y egoísta, escogió su propio camino y su relación con Dios se interrumpió. Esta voluntad egoísta, caracterizada por una actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva, es evidencia de lo que la Biblia llama pecado.
El hombre está separado de Dios
“Porque la paga del pecado es muerte…” [o sea separación espiritual de Dios] (Rom. 6:23).
Dios es santo (libre de toda maldad y perfecto en comportamiento y actitud) y el hombre es pecador (no vive de acuerdo al propósito para el cual fue creado). Un gran abismo los separa. La imagen muestra como el hombre está tratando continuamente de alcanzar a Dios a través de sus propios esfuerzos, tales como vivir una buena vida, la filosofía o la religión, pero siempre falla en su intento.
El siguiente principio explica la única manera de cruzar este abismo.
Jesucristo pagó por nosotros la pena por nuestro pecado. Ahora nos ofrece el perdón completo y una estrecha relación con él.
Debemos individualmente recibir a Jesucristo como Salvador y Señor; sólo así podremos conocer a Dios y experimentar Su amor.
Jesucristo tomó todos nuestros pecados, sufrió y pagó por ellos con su vida en la cruz. Jesús murió por nosotros, en nuestro lugar. Lo hizo por su tremendo amor por nosotros.
“…nos salvó, no por las cosas justas que habíamos hecho, sino por su misericordia”(Tito 3:5). Gracias a la muerte de Jesús en la cruz, nuestro pecado ya no tiene que separarnos de Dios.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Jesús no sólo murió por nuestro pecado, sino que después de esta muerte en la cruz, volvió físicamente a la vida tres días después, tal y como dijo que haría.
Esta fue la prueba final de que todo lo que Jesús dijo sobre sí mismo era cierto. Conocerlo era conocer a Dios; amarlo era amar a Dios. “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30).
Jesús dijo que podía responder a la oración, perdonar el pecado, juzgar al mundo, darnos la vida eterna. Sus innumerables milagros respaldaban sus palabras.
Jesús fue claro: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede llegar al Padre si no es por mí” (Juan 14:6).
En lugar de intentar llegar a Dios, nos dice cómo podemos empezar una relación con él ahora mismo. Jesús dice: “Venid a mí”. “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba… de su corazón brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).
Fue el amor de Jesús por nosotros lo que le hizo soportar la cruz. Y ahora nos invita a venir a él, para que podamos iniciar una relación personal con Dios.
No basta con saber lo que Jesús ha hecho por nosotros y lo que nos ofrece. Para tener una relación con Dios, tenemos que recibirlo en nuestra vida…
Debemos recibir a Cristo
“Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:2).
Recibimos a Cristo mediante la fe
“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8-9).
Recibimos a Cristo por medio de una invitación personal
Cristo dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré…” (Apocalipsis 3:20).
El recibir a Cristo significa volverse a Dios, abandonando nuestra vida egocéntrica (arrepentimiento), confiando en Cristo para que venga a nuestra vida y perdone nuestros pecados. De esa manera podrá hacernos la clase de personas que Él quiere que seamos. Tan sólo estar de acuerdo intelectualmente no es suficiente. Ni es suficiente el tener una experiencia emocional. Se recibe a Cristo por fe, como un acto de nuestra voluntad.